martes, 17 de septiembre de 2013

La Cultura Villanoviana y sus costumbres funerarias.

Desde hace tiempo deseaba dedicar un rincón para compartir una figura fascinante que nos transporta en el tiempo algo más de 2700 años y que es reflejo de una sociedad en un momento determinante, la transición entre la Prehistoria y la Historia europea. En mi reciente viaje a Italia vi este maravilloso objeto en persona. Hoy me animo a hablar de la Cultura Villanoviana y esta urna cineraria que encierra multitud de secretos y misterios apasionantes. Comenzaré con una minuciosa descripción de este objeto y hablaré un poco sobre esta cultura de la  Edad de Hierro.

Apoyada sobre una base  martilleada se levanta en vertical un muro y a continuación un techo, con una ligera caída hacia todos los lados. La forma de la estructura o  planta es de forma ovalada y en toda ella se alberga un labrado del material importante. Comenzando por la base observamos dos vigas o columnas verticales que se levantan hasta el techo, también se observan los restos de las que en su momento hubieron, detectándolas en sus basamentos circulares. Ya en el muro se observa una decoración basada en el puntillado, que es una técnica de la orfebrería mediante la cual, un cincel desde la cara no visible hace incisiones obteniendo puntos con relieve. Observamos dos motivos, el primero en horizontal y que atraviesa prácticamente la figura formando dos hileras de puntos. Mientras ascendemos observamos que el punteado es más acusado y mucho más pequeño formando figuras inconexas. Para dar por finalizado la descripción observamos que los motivos decorativos se rompen en la parte izquierda con lo que parece ser un acceso al interior del objeto cuya decoración consiste en dos líneas diagonales que se entrecruzan.

Foto Adrián Martel

Ya en la parte superior abunda la decoración en comparación con el resto de la figura. Si la describimos desde el borde exterior hasta el centro podremos observar en primer plano una decoración de pequeños anillos que rodean la semicircunferencia colgando desde el exterior. Esta tendencia tiende a romperse en la parte derecha donde han desaparecido cierto número de anillos.  Si avanzamos hacia el interior observamos la misma técnica  de puntillado formando figuras en forma de media luna y más hacia el centro tres hileras de puntos rodearán el resto del conjunto, atravesando estas también cerca del centro la figura desde su frente hacia su parte trasera. Es necesario advertir unas formas que atraviesan esta especie de techo y que son unas barras metálicas que dan la sensación de caída a dos aguas y ocupan la mayor parte de la techumbre. Adquieren formas interesantes conforme se entrecruzan en el centro dando un aspecto meandriforme o incluso recuerda a algún zoomorfo como puede ser un ave anseriforme como por ejemplo un cisne o un pato.
El objeto que acabamos de definir a grandes rasgos es una urna cineraria de carácter fúnebre y propia de una cultura y una cronología determinadas. Se trata de la cultura Villanoviana que tiene su precedente en la cultura de Terramaras y que supone una evolución en el labrado del metal sin perder los lazos de unión con la anterior cultura del Bronce Mediterráneo. Se extiende principalmente por la zona norte de Italia, en lo que hoy se conoce como la Toscana. En este caso concreto la imagen tiene nombre y apellidos, se trata de una urna “oikomorfa”, es decir, en forma de choza que son un ejemplo espléndido de los modos de hábitats de esta periodo cronocultural. Estas casas, eran cabañas que se construían dentro de una pequeña excavación en la tierra formando una estructura interior de ramas sobre una planta oval con un tejado a dos aguas, con muros de barro y un techo cubierto de paja y un acceso que se encontraba en la parte delantera.
Vista de la urna desde la derecha. Foto Adriana Beltrán.

Para poder llegar a comprender esta cultura singular habría que hacer mención a una cultura conocida como de los Campos de Urnas. Se dio principalmente en Europa central y oriental durante el Bronce final. De ella cabe destacar sus  formas de enterramiento que se trataba de incineraciones en urnas agrupadas en grandes necrópolis. Estas urnas eran fabricadas en cerámicas globulares o con formas bicónicas y dentro de ellas se depositaban las cenizas que previamente se obtenían al incinerar el cuerpo sobre una pira que ardía sobre una plataforma de piedra junto con su ajuar.

Surge así, y quizá por el movimiento de estos pueblos del Bronce o por el contacto o el comercio en la península Itálica la Cultura Villanoviana. Es la más importante de la primera Edad de Hierro y su nombre es epónimo del yacimiento de Vilanova de Castesano extendiendose por toda la Toscana. La herencia de la anterior cultura reside en las deposiciones de cenizas en urnas de forma bicónica, aunque lo que le da una cierta identidad a esta cultura son sus urnas oikomorfas.
Áreas de poblamiento de esta cultura en la Península Itálica


La cultura Villanoviana tiene una cronología comprendida entre el 900-700 a.C. Concretamente esta urna oikomorfa (MUSEO DE VILLA GIULIA. Habitación 2. Número 84900) data del siglo VIII a.C. A diferencia de otras urnas también se realizaba con soportes metálicos y no exclusivamente en recipientes cerámicos. Si algo caracterizan estas urnas, y ya hemos hecho mención es porque son imprescindibles para saber cómo eran las edificaciones de vivienda de esta cultura del Hierro reciente. Los poblamientos respondían a un patrón fragmentario con núcleos poblacionales muy dispersos entres sí que formaban aldea. El ajuar dependía de cada enterramiento, es decir dependiendo si el difunto era de un sexo o de otro y según su edad. A los hombres le correspondían las armas mientras que a las mujeres se les asocia con objetos de adorno y vestidos.

Reconstrucción ideal del tipo de vivienda villanoviano.

En cuanto a la cultura material se han hallado cerámicas con variedad de formas como copas de pie alto o vasos dobles que demuestra un contacto comercial con los griegos. Los etruscos serán la civilización que ocupe su lugar ya a partir del siglo VII a.C

Adrián Martel Martel. Septiembre de 2013.

miércoles, 28 de agosto de 2013

El fenómeno megalítico: Stonehenge.

Si la historia tiene infinidad de misterios, cuanto más encierra ese periodo inimaginable de tiempo al que llamamos Prehistoria. Durante el Neolítico, se dio en  el continente europeo una circunstancia sin precedentes. De repente y sin previo aviso, el ser humano comenzó a levantar grandes bloques pétreos sin hoy día podamos dar una explicación coherente. En las siguientes líneas expondré un análisis detallado de los rasgos que a mi juicio es una de los complejos arquitectónicos construidos por la especie humana. Su significado, recalcando lo anterior, no lo sabremos. Creo que eso es lo conveniente, sabemos que está ahí por algo. Dejemos volar nuestra imaginación.


En esta representación observamos varios conjuntos de grandes piedras, donde se repiten los mismos parámetros para realizar formaciones similares. El tipo de construcción, donde se repiten dichos parámetros, lo observamos en un primer plano, en el que se muestran dos grandes conjuntos donde esto se hace visible. Se trata de construcciones formadas por megalitos o piedras grandes dispuestas de forma arquitrabada donde dos son los elementos sustentantes que en disposición vertical soportan el peso de otro, que es el elemento sustentado, dispuesto de forma horizontal formando una estructura cuadrangular.

Reconstrucción hipotética de planta y alzado.
A esta estructura se le denomina comúnmente en arquitectura trilithon o trilito, formado por dos grandes piedras en posición vertical a las que denominamos postes, mientras que el megalito en posición horizontal lo denominamos dintel. El material en que esta realizado es la piedra, aunque no se pueden dar garantías de que tipo de roca es. Si podemos afirmar que debe tratarse de algún tipo de roca granítica o metamórfica por sus características de resistencia y durabilidad.

Los megalitos a los que nos hemos referido pueden ser con toda certeza menhires ya que representan grandes piedras hincadas en el suelo. El término menhir proviene del bretón y significa literalmente piedra alargada. Se trata de un bloque de piedra casi siempre en estado natural o mínimamente retocado que se coloca de modo vertical en el suelo. En la figura observamos perfectamente el retocado la que se ha sometido la estructura dando sensación de pulimento en las grandes piedras.

Entre los distintos tipos de menhires u ortostatos debemos destacar los que se encuentran aislados por un lado, los alineamientos de varios menhires aislados, que llegan incluso a superar el centenar de metros por otro, y finalmente, los crómlech, que son alineamientos de menhires dispuestos de forma circular. El hecho de que no veamos alineados uno tras otro y, sin embargo, veamos varias de estas estructuras de forma lateral, frontal o desde otra perspectiva nos lleva a deducir que es una estructura tipo circular o crómlech.
Entre las muchas teorías de cómo se erigieron estas estructuras, la que más fuerza cobra es sin duda el ejemplo de la imagen.

Ubicamos este tipo de edificios dentro del fenómeno megalítico. El megalitismo es una manifestación artística prehistórica que como la mayoría posee un significado más bien desconocido. Existen multitud de teorías acerca de su posible utilización o sentido simbólico. Entre ellas podría destacar su papel funerario y religioso considerándose este tipo de construcciones como lugares de culto. Además estas grandes construcciones neolíticas pueden tener una connotación territorial, es decir, delimita un espacio ocupado por un determinado grupo humano o se situaría en el lugar más importante de su territorio.

En este caso concreto los crómlech además de tener funciones rituales, religiosas o actuar incluso como necrópolis, se cree que representa un elemento de reorganización social e incluso podrían tener connotaciones relacionadas con la astronomía y la medida del tiempo.

El megalitismo se extendió por toda la fachada atlántica europea, desde la península escandinava, pasando por la actual Dinamarca, y desde ahí por todo el norte de Europa hasta llegar a Bretaña, el resto de Francia, las fachadas norte, oeste y sur de la península ibérica y la parte norte de África en lo que hoy sería Marruecos, Argelia y Túnez. Es reseñable apuntar un fenómeno megalítico distinto denominado ciclópeo que se dio a la par en Baleares y Cerdeña.
Áreas de extensión del Megalitismo en marrón. En verde la 
particularidad de la arquitectura ciclópea que se dió en Cerdeña.

Finalmente, y para dar por finalizada la explicación de esta construcción (la cronología se pondrá más adelante), habría que decir que por las características concretas que en sí contiene, y sin ahondar en profundidad de qué obra podría tratarse, aclararemos una serie de cuestiones. Por el modo constructivo y la conservación de los elementos nos podríamos encontrar frente a un crómlech británico, con toda probabilidad uno de los más famosos de la historia: Stonehenge.

Es importante saber diferenciar los términos ya que muchas bibliografías podrían llevar a engaño. En primer lugar el termino henge, que es una palabra inglesa, hace referencia a un espacio, normalmente circular, de aproximadamente más de 20-30 metros de diámetro en adelante y que se da principalmente en Gran Bretaña; es un espacio horadado en la superficie terrestre, compuesto por fosas y montículos de tierra con enterramientos en sus proximidades y que han tenido gran importancia para los prehistoriadores. Por su parte un crómlech, como ya mencionamos anteriormente es un conjunto de menhires, dispuestos individualmente o en forma de trilitos de manera circular, como aquí ocurre. Por tanto Stonehenge es un crómlech dentro de un henge, formando ambos la parte de un todo a la hora de tratar de explicar su significación.

Este ejemplo de superestructura megalítica es la primera arquitectura arquitrabada de la historia, y como comentábamos anteriormente se dio principalmente en la fachada atlántica europea difundiéndose más tarde por todo el continente. Eran consideradas estructuras funerarias (dólmenes, sepulcros de corredor y galerías cubiertas) y construcciones rituales (menhires, alineamientos, cromlechs) aunque ninguna categoría excluya a la otra pudiendo ambas conjuntarse perfectamente como lugar de reunión ritual o zona de enterramiento. Estas construcciones denotan unos lazos sociales muy fuertes amén de poseer un carácter simbólico, astronómico y como marca territorial. El megalitismo surge en Europa occidental, rompiendo el C14 la teoría que afirmaba que su extensión fue de oeste (traído de Próximo Oriente) a este y no al revés como sucedió en realidad. Su nacimiento y evolución viene dado por los pueblos concheros mesolíticos y la posterior asimilación de las culturas neolíticas y la aplicación de las técnicas agrarias traídas de oriente. El fenómeno megalítico surge alrededor de 4800 años antes de nuestra era y pervive hasta el 1200 a.C aproximadamente. Existen dos cronologías, la primera de ellas la que va desde c. 4800 a.C-3000 a.C, que supone su nacimiento e implantación por diferentes territorios, entre ellos el sur de Irlanda, el suroeste de Inglaterra, el norte de la Península de Jutlandia, la Bretaña francesa, el sur de Francia, Portugal, Córcega y Malta. La segunda fase es la de difusión que va desde el 3000 a.C hasta el siglo XIII a.C. Aunque se difunde hasta el 1200 a.C, podemos decir que alrededor del 2500 a.C tiende a perder importancia y a casi desaparecer como consecuencia de la utilización del metal que cambiara la perspectiva de las sociedades en su evolución histórica.
Vista aérea del complejo megalitico inglés.

No podemos englobar a las culturas constructoras de los monumentos megalíticos, pues cada una de estas culturas, a pesar de tener como común denominador este tipo de construcciones son producto de una cultura regional especifica que denotan las primeras comunicaciones entre pueblos europeos. Estas construcciones reflejan una gran jerarquización de la sociedad de los grupos del neolítico final y sobre todo la pertenencia a un territorio hasta tal punto que el megalito se convierte en fósil director de las primeras culturas neolíticas europeas. La sociedad megalítica ya no es igualitaria, ya que la agricultura y la ganadería generan excedentes que son aprovechados por determinados individuos para enriquecerse. Dentro de la cultura material las relaciones del arte esquemático por la repetición de temas que se verán desarrolladas en ídolos antropomorfos y zoomorfos esquematizados donde predominará la abstracción geométrica. En el caso concreto de Stonehenge, se documenta la utilización de su espacio desde el mesolítico alrededor del 8500 a.C. Este monumento ha tenido diferentes fases de construcción que datan desde el 3100 a.C hasta el 1600 a.C diferenciándose 3 fases constructivas. Se desconoce la función o atribuciones exactas que pudiera tener. En primer lugar, relacionada con los periodos de siembra y cultivo en el que todos los que formaban la comunidad construyeron este conjunto. El punto de vista arqueoastronómico da lugar a pensar que los constructores de esta imponente obra tenían conocimientos estelares ya que en cada solsticio de verano el sol atraviesa el complejo por su eje. Stonehenge, además, fue utilizado durante mucho tiempo como lugar de enterramiento, en concreto el C14 aporta datos fehacientes que sitúan estos enterramientos, y deposiciones cinerarias entre el 2900 a.C y el 2400 a.C.


Adrián Martel Martel. Agosto 2013.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Los santos estilistas: Simeón el Estilista.

Durante los primeros siglos de vida del cristianismo, fueron muchos los que por causa de sus creencias fueron asesinados convirtiéndose así en mártires. El sacrificio a Cristo fue sustituido pronto por una versión menos cruenta, pero según se mire más dolorosa y exigente.

Fue así como surgió el monacato, una forma de sacrificio a Jesucristo  mediante su imitación mediante una vida apartada del mundo en actitud orante. El “monje” de estos primeros siglos se apartaba de la vida mundana para refugiarse en los desiertos y las cuevas. Este fenómeno se vivió con especial intensidad en la mitad oriental del Imperio.

En Egipto conocemos la figura del anacoreta, cuyo principal exponente es la figura de San Antonio (281-356). Su vida consistía en la intensa oración en lugares apartados sin interactuar con ningún tipo de persona o comunidad. Normalmente solían ser personas de bajo estrato social, muy populares por su vida de entrega y santidad.


En lo más recóndito de esta apasionante historia de la religión cristiana en sus albores, encontramos en ciertas ocasiones curiosidades que incluso a los ojos modernos resultan apasionantes. La figura del “estilista” está entre estas excepciones que hacen de la historia una ciencia apasionante.

Esta variedad monacal se dio principalmente en el sur de la actual Turquía, en la región de Cilicia. La palabra estilista proviene del griego, stylo y significa literalmente columna. La particularidad que  identifica este alejamiento de la sociedad era que el individuo en cuestión se pasaba el resto de su vida encima de una columna como gesto de entrega a su fe. El nombre propio, protagonista de esta historia es la figura de San Simón o Simeón el Estilista.

Se documenta su ferviente fe a la edad de 13 años inspirado a las lecturas de las Bienaventuranzas y Las Sagradas Escrituras. Su extremismo fue tanto que se pasaba temporadas enteras sin comer ni beber nada, debilitando seriamente su salud. Tal es así que fue expulsado de un monasterio por su extremismo. El invento del Cilicio (que hoy en día se ha popularizado ya que sigue siendo utililizado) se le atribuye a él, aunque no está demostrado este hecho. Un indicativo importante es que se haya inventado y desarrollado en esta zona geográfica ya que su nombre (silicio) proviene de esta región (Silicia).

Su constante y severo sacrificio hizo que su fama se extendieran por todos los rincones de la zona e incluso más allá. Todo esto para desgracia suya, ya que gustaba estar alejado del mundanal ruido. Todo esto hizo que tomara una decisión trascendental, la cual le daría un nombre en la historia. Poco a poco la realidad y el mito se fueron fundiendo hasta formar la actual imagen que nos ha llegado hasta nosotros. Se dice que en más de 37 años que se pasó encima de una columna, esta fue hecha más alta por sus adeptos ya que la muchedumbre evitaba su contacto con el silencio y la tranquilidad.
Supuesto resto de la columna de San Simón el Estilista (Siria).
Simeón el Estilista vivió entre finales del siglo IV d.C. (c.390) y hasta el año 459. Es venerado por la mayoría de las ramas del cristianismo incluyéndose la Iglesia Católica que le rinde culto el 5 de enero.  También es llamado Simeón el Estilista el Viejo para diferenciarlo de Simón el Estilista el Joven (521-527) y Simón el Estilista III ( s. VII d.C. ) que seguirían su ejemplo de sacrificio extremo.

Esta historia fue lleva al cine de una manera especial por el director Luis Buñuel en 1965 bajo el título de Simón del Desierto. La vida de Simeón el Estilista es tratada por el director aragonés de una manera tétrica e incluso algo surrealista.

Cartel del film "Simón del Desierto" México. 1965

Escena del mediometraje de Luis Buñuel.



Adrián Martel Martel. Agosto 2013.

jueves, 15 de agosto de 2013

La Alhambra de Granada

A continuación les obsequio con un documental muy rico sobre la Alhambra de Granada.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Los tetrarcas

En el corazón de la plaza de San Marcos, donde confluyen fusionados el palacio ducal y la basílica que lleva el mismo nombre, se encuentra una obra de arte que pasa desapercibida a la mayoría de los miles de visitantes que atraviesan diariamente esta majestuosa plaza.
Foto Adriana Beltrán 2013

Y no nos quedamos cortos cuando decimos que pasa desapercibida. Junto a su lado pasan multitud de personas sin prestarle atención, algo que me conmovió ya que conozco la historia de esta obra. Algunos los veían, se sacaban fotos y acto seguido se marchaban sin ni siquiera preguntarse el por qué de la escultura.

En fin, vamos al grano, esta escultura tiene nada más y nada menos que 1620 años aproximadamente ya que data de finales del siglo III d.C.  Su básica esquematización encierra dos historias, el apasionante momento que atravesó el Bajo Imperio a la llegada de Diocleciano al poder y el saque brutal que sufrió la ciudad de Constantinopla a manos de Occidente bien entrada la Edad Media.

Desde el punto de vista físico el conjunto denominado los tetrarcas es una composición realizada en pórfido rojo, un material muy duro, resistente y cuyo único inconveniente es su maleabilidad a la hora de esculpir dando como resultado figuras muy toscas y una sensación arcaizante. El conjunto está compuesto por cuatro figuras masculinas, dos a cada lado formando un ángulo ya que fue diseñado para decorar alguna esquina. Como mencionábamos antes data del s. III d.C. y con mucha probabilidad, por el material y por la forma de esculpir proceda de un taller en Oriente Próximo o Egipto.

Detalle vestimenta militar del Bajo Imperio
Ejemplo de Pileus Pannonicus
Espada aquiliforme romana

Se representa en ellas a cuatro figuras determinantes en la historia del Bajo Imperio, los tetrarcas: Diocleciano y Maximiano, coemperadores, junto a Galerio  y Constancio Cloro césares respectivos de los emperadores.  Cada emperador es representado con barba mientras que los césares no la poseen. El emperador abraza a su  césar, símbolo de unidad y lealtad. A rasgos generales cada figura posee las siguientes características: en la cabeza portan el Pileus Pannonicus, que durante el Bajo Imperio se utilizará como casco militar, estaba hecho de tela y más que un papel defensivo o protector era más bien simbólico. Durante esta época los ropajes militares, que pueden observar en las fotografías, son muy diferentes que en la etapa del Alto Imperio. Portan su capa y su espada cuyo mango es aquiliforme, como podemos observar el símbolo del águila sigue teniendo connotación de poder en Roma y se trasladará en el tiempo hasta nuestros días.
Detalle de la empuñadura de la espadaFoto Adriana Beltrán 2013

Foto Adriana Beltrán 2013

Detalle de el calzado y el pie. Foto Adriana Beltrán 2013

Foto Adriana Beltrán 2013

Foto Adriana Beltrán 2013
Foto Adriana Beltrán 2013

Foto Adriana Beltrán 2013

Foto Adriana Beltrán 2013


Foto Adriana Beltrán 2013

Las figuras que forman la composición son un instrumento político que publicita un Imperio fuerte y unido contra cualquier adversidad.  Los tetrarcas tienen los ojos expectantes, bien abiertos, la otra mano hace el gesto de empuñar la espada y uno de los pies está en actitud de movimiento dando a entender el gesto de superioridad que intentaban transmitir. Quizá este sea uno de los tantos ejemplos que quizá se distribuyeron por el resto del territorio romano.

Después de la muerte de Alejandro Severo en 235 y hasta la ascensión al poder de Diocleciano en 284 el Imperio vivió lo que conocemos en la historia como crisis del s. III o anarquía militar. Una sucesión de casi una veintena de emperadores procedentes del ejército desestabilizaron todo el territorio romano durante casi 50 años. Esto se tradujo en una gravísima crisis económica, moral y social que dejó Roma fragmentada y de cuyo esplendor  vivido apenas un siglo anterior, no quedaba ni rastro. Diocleciano viendo todo este galimatías necesitaba asegurar la estabilidad del Imperio, ya que sólo bajo un gobierno estable se le podía conceder una segunda oportunidad al glorioso Imperio que veía sus horas finales lentamente. Para ello nombro a Maximiano Augusto de Occidente quedando el Imperio dividido en dos. Esta separación sufrió un cambio en el 293 cuando cada emperador nombró sucesor suyo a un César, en este caso Galerio y Constancio Cloro (padre de Constantino el Grande). De este modo, la entramada red sucesoria aseguraría la estabilidad del Imperio durante mucho tiempo, o eso se pretendía teóricamente ya que después de la primera tetrarquía, todo se vino abajo hasta el ascenso total de Constantino en la tercera década del s. IV.

La figura permaneció en la ciudad de Constantinopla hasta principios del siglo XIII, momento en que las tropas papales e imperiales entraban en Constantinopla mediante el engaño que supuso la IV cruzada y que acabó en la fragmentación del Imperio Bizantino en varios territorios pasando el resto a manos occidentales por poco menos de 50 años. El papel dominante desde el AD 1204 lo obtuvo la República mercantil de Venecia quien junto a las otras potencias que asestaron el golpe al Imperio Oriental saquearon la ciudad de Constantino el Grande llevándose innumerables tesoros, entre ellos los famosos caballos de San Marcos y esta escultura. Durante su expolio y por razones que se desconocen uno de los pies se fracturó y se perdió para siempre siendo este sustituido por una réplica de distinto material que podemos observar en las fotografías.
Reconstrucción del pie desaparecido. Foto Adriana Beltrán 2013

Los entresijos de la historia posibilitaron que durante la segunda mitad del s XX se descubriera en Estambul, casi milagrosamente, el pie que le faltaba a los tetrarcas, lo que desato la euforia entre los eruditos de ambas ciudades, Venecia y Estambul. Venecia reclamó que el pie fuera llevado allí para completar la figura original a lo que Estambul respondió con una tajante negativa argumentando que los venecianos expoliaron a los tetrarcas y que por tanto el pie se quedaría en Turquía. Actualmente para visitar la imagen del pie debemos acudir al museo arqueológico de Estambul en Turquía.
Pie que forma parte del conjunto escultórico. Museo Arqueológico de Estambul. Fuente foto Wikipedia

A modo de crítica nos gustaría apuntar, que aunque no exista deterioro aparente de esta bella imagen de la antigüedad, pensamos que el lugar indicado para su colocación es dentro de un museo detrás de una vitrina o un cordón de terciopelo al igual que hicieron con los famosos caballos en los años 70 del siglo pasado. Se podría poner en el mismo museo siendo sustituidos por una réplica. Si alguna vez alguna autoridad veneciana leyera por casualidad este artículo le diría que nos parece algo vergonzoso, primero que semejante joya esté expuesta sin mayor motivo, es decir, sin ninguna explicación o anotación de lo que significan y en segundo lugar que no están en la ubicación adecuada para semejante patrimonio.

El caso es que aún poniendo una réplica, los solitarios tetrarcas seguirán viendo en el anonimato miles de caras durante quién sabe cuántos siglos siendo portadores de los secretos que sólo sus abruptos ojos han podido contemplar.


Adrián Martel Martel. Agosto 2013. 

sábado, 22 de agosto de 2009

Hallado el testamento político de Luis XVI

El texto , que se daba por perdido desde hacía años, ha aparecido en una colección privada en Estados Unidos.

Poco antes de su huida de París, en junio de 1791, el rey Luis XVI redactó un documento para justificar su marcha ante los franceses: la Declaración a todos los franceses, un texto de 16 páginas que la tradición ha convertido en su testamento político. En este texto, el monarca da su visión sobre los acontecimientos revolucionarios y habla de su ideal político: una monarquía constitucional fuerte. El soberano pidió a su intendente, La Porte, que llevase ese manuscrito al despacho del presidente de la asamblea, Alexandre de Beauharnais, al día siguiente de dejar París.
Según el historiador Jean-Christian Petitfils, aunque se ignoraba el paradero original, el contenido era bien conocido, ya que se reprodujo en muchos documentos parlamentarios. El grafólogo Thierry Bodin está convencido de que el texto es de puño y letra del monarca, y piensa que se conservó hasta el proceso contra el rey en diciembre de 1792, para desaparecer luego sin dejar rastro. Se cree que pudo haber pertenecido al famoso coleccionista Étienne Charabay, de mediados del siglo XIX, aunque no aparece en ninguna lista de venta de manuscritos. En la década de 1950 se detectó su presencia en una posible transacción, pero el original no apareció y se perdió ota vez.
El coleccionista francés Gerald Lhéritier, presidente de la sociedad Aristophil, dedicada a la compra de manuscritos antiguos, emprendió la busqueda del documento que se encontraba en poder de un coleccionista estadounidense. En texto, además, iba acompañado por un manuscrito de ocho páginas obra del conde de Provenza, hermano pequeño del monarca y luego rey como Luis XVIII, que enumera las injusticias sufridas por la familia real desde 1789.

Fuente: Historia, National Geographic

miércoles, 21 de mayo de 2008

Palacio de Jorsabad

Cuando en el año 717 a.C. Sargón II se hizo con el trono asirio, mandó edificar una nueva capital, Dur Sharrukin -fortaleza de Sargón-, a 15 km al norte de la antigua capital, Nínive. Según sus propios grabados, "Sargón II construyó la ciudad a los pies del monte Musri, más allá de Nínive, con la ayuda de esclavos capturados y con sus propias manos (...) Dedicó día y noche a proyectar la ciudad para hacerla habitable, para construir sus grandes santuarios, las sedes de los grandes dioses y los palacios de su real residencia". El monumento principal en Dur Sharrukin -ahora llamada Khorsabad- así como en Asiria no era el templo sino el palacio. El monarca era el gran dominador de pueblos y caudillo de expediciones guerreras, y para su goce y señal de omnipotencia se levanta el palacio, símbolo de su poder. El mejor conocido de todos los palacios es el de Dur Sharrukin. Estaba edificado sobre una enorme plataforma con varias rampas de acceso y se encuentra dentro de un recinto amurallado reforzado por torres. La muralla tiene varias puertas monumentales defendidas por gruesos torreones, flanqueadas por gigantescas estatuas de toros alados de ocho patas. Las dependencias se organizan alrededor de diversos patios. El principal tiene al fondo el gran salón del trono. A la izquierda se levantan el zigurat y, dispuestos alrededor de sendos patios, los tres templos al dios visible. En el lado opuesto y teniendo también como eje un gran patio se encontrarían las dependencias administrativas y las habitaciones de la servidumbre. Sobre la meseta, separado del palacio, se levanta el hilani, pequeño templete con columnas de influencia hitita. Los relieves que decoran el palacio hacen referencia a la vida del rey Sargón, destacando las parejas de toros antropocéfalos alados.


Extraido de: artehistoria.com

www.artehistoria.com

Sumer y el templo oval de Khafadye

Hacia el año 2900 a.C., la Mesopotamia meridional estaba dividida en dos regiones: Akkad, al N, desde Abu Salabikh hasta el límite norte de las llanuras aluviales, y Sumer, al S, desde Eridu hasta Nippur. Las primeras tablillas en barro traducidas por los arqueólogos descubrieron que los escribas llamaban Sumer a la tierra situada entre los ríos Tigris y Eúfrates. Con el paso del tiempo, esa misma región sería llamada Babilonia y, hoy en día, Irak. Sumer no era un país propiamente dicho, sino un territorio formado por varias ciudades-estado, cada una de ellas con su propio soberano. Éste era también el representante de la deidad y quien controlaba los recursos del templo, la institución más rica y el principal terrateniente de la ciudad. Uno de los templos sumerios más monumentales fue construido en Khafadye en los últimos tiempos del Dinástico Arcaico Sumerio -entre los años 2700-2400 antes de Cristo-. Templo oval consagrado a un dios desconocido, presenta la novedad de estar rodeado por una doble muralla que cerraba un recinto de 103 metros de longitud por 74 de anchura. El templo está edificado sobre una alta plataforma de tres niveles y aislado del resto urbano por potentes defensas de perímetro ovalado. En su interior, además de las instalaciones propias del culto, existían almacenes, cocinas, talleres y otras dependencias administrativas.


Fuente: artehistoria.com