Lucio Tarquinio el Soberbio (en latín, Lucius Tarquinius Superbus) (534 adC – 509 adC) fue el séptimo y último rey de Roma. Fue hijo de Lucio Tarquinio Prisco y yerno del rey anterior (el sexto) Servio Tulio, a quien asesinó. Ejerció un gobierno despótico.
Se sabe que compró tres libros proféticos a la Sibila de Cumas y los depositó en el templo de Júpiter. La Historia lo narra así: La sibila se presentó ante Tarquinio como una mujer muy anciana y le ofreció nueve libros proféticos (Libros Sibilinos) a un precio extremadamente alto. Tarquinio se negó pensando en conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres últimos pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter y eran consultados en situaciones muy especiales. En el año 83 adC el fuego destruyó los llamados Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección que no ha llegado hasta nuestros días porque en el año 405 se destruyeron también.
Parece ser que se divertía matando a gente en el foro. La mayor parte del tiempo que estuvo en el trono se dedicó a hacer guerras, por cierto guerras afortunadas para él, pues bajo su mando el ejército, integrado por entonces por algunas decenas de miles de hombres, conquistó no tan solo la Sabina, sino también la Etruria y sus colonias meridionales, al menos hasta Gaeta.
Fue destronado y expulsado de Roma junto con toda su familia a raíz de la fechoría cometida por su hijo Sexto Tarquinio contra Lucrecia. Dicha leyenda explica que Tarquinio (el Severo) estaba con sus soldados y su hijo: Sexto Tarquino, y su hijo (Lucio Tarquinio Colatino), estos, bajo la tienda, comenzaron a discutir la virtud de sus respectivas esposas, cada uno sosteniendo, como buen marido, la de la propia. Probablemente el uno le dijo al otro: «La mía es una esposa fiel, la tuya te engaña». Decidieron volver aquella noche a casa para sorprenderlas. En Roma, la mujer de Sexto, se encontraba banqueteando con los amigos y dejándose cortejar. La de Colatino, Lucrecia, engañaba la espera tejiendo un vestido para su marido; Sexto, al ver que perdió la apuesta, se puso a cortejar a Lucrecia hasta el punto de violarla. Deshonrada, Lucrecia mandó llamar a su padre y a su marido, les confesó lo sucedido y se mató de una puñalada en el corazón.
Su sobrino Lucio Junio Bruto fue líder de la revuelta que se organizó contra el rey y después proclamó la República, en el año 509 adC. A partir de estos hechos, ya no fueron elegidos más reyes. En su lugar fueron elegidos para gobernar los pretores, que más tarde fueron llamados cónsules. Es el camino hacia la República romana.
Bibliografía : Wikipedia la enciclopedia libre.
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